"El 25 de octubre de 1968 fue lanzado desde el cosmódromo de Baikonur el Soyuz 2 con el piloto-cosmonauta Coronel Ivan Istochnikov a bordo. La nave debía servir de blanco para el Soyuz 3 que, tripulado por el Teniente Coronel Giorgi Beregovoi, realizaría al día siguiente un ensayo de ensamblaje orbital de las dos cápsulas. Eran los tiempos en que los Estados Unidos y la URSS trabajaban contra reloj para llegar los primeros a la Luna. Las presiones políticas prevalecían sobre las garantías técnicas y la carrera espacial de había cobrado ya algunas víctimas. El vuelo del Soyuz 1, por ejemplo, empezó mal y terminó en tragedia: el cosmonauta Komarov se estrelló al regresar debido al mal funcionamiento del paracaídas.

Pero para la siguiente misión se habían extremado todas las precauciones y todo auguraba un resultado satisfactorio. No sería así: después de un intento fallido de acomplamiento, el Soyuz 2 y el Soyuz 3 se distanciaron y perdieron el contacto. Cuando al día siguiente se reencontraron, Istochnikov había desaparecido y su módulo presentaba el impacto de un meteorito. En realidad nunca se supo a ciencia cierta qué había ocurrido y el enigma se saldó con una suma de conjeturas. Pero decididamente las autoridades soviéticas no estaban dispuestas a admitir un nuevo fiasco y maquinaron una solución muy propia de su estilo: declararon que el Soyuz 2 había sido un vuelo automatizado, no tripulado. A efectos oficiales Ivan Istochnikov no había existido nunca y para evitar voces discordantes se confinó a la familia, se chantajeó a sus compañeros, se manipularon los archivos y se retocaron las fotografías. La realidad superaba el más fantástico argumento de ciencia-ficción."
Extraido de FUNDACIÓN SPUTNIK